Suena fuerte pero, en esencia, es así…
Hace unos tres meses y medio aproximadamente, falleció en accidente de coche el padre de un buen amigo…
El hecho es que, dada mi amistad y lo sobrevenido del caso, me ofrecí a mi amigo, como se suele decir (y, en mi caso de todo corazón) «para lo que haga falta»…. y me tomó la palabra…
Es así como, a la semana siguiente, me llamó y me dijo que, estaba muy afectado por la sobrevenida muerte y que, una de las cosas que le incomodaba más era cuando, llamaban al teléfono de su padre personas , que preguntaban por su padre y…no estaban al corriente del luctuoso hecho…
Le dije que, si él quería podía hacerme cargo de su móvil durante un tiempo prudencial… me lo agradeció y, así lo hizo…me entregó el teléfono de su padre…
El caso es que a los pocos días recibo una llamada un tanto impertinente de una operadora preguntando por el padre de mi amigo, le dije aquello de que «mire, lamento comunicarle que esta persona ha fallecido hace unos días…» y me pregunta si esta llamando al número correcto y yo le reitero y confirmo que así es…
Ella me contesta con cierta sorna diciendo que no se lo creía y que…»ya volvería a llamar» y colgó…
La llamada me pareció, impertinente, desagradable y, sobretodo, con muy poca sensibilidad pero, no le di más importancia…
El difunto tenía un carácter afable y un gran sentido del humor y, pudiera darse el caso que, alguien que lo conociera pensara que era una broma, macabra pero, broma al fin y al caso…
El caso es que al día siguiente volví a recibir una llamada (con número oculto) pero reconocí su voz como la interlocutora del día anterior…
Le volví a repetir lo mismo pero, en esta ocasión…ya se destapó…»Mire- me dijo- yo no sé si, como dice Ud. este señor se ha muerto o esta vivo o coleando, lo que sé es que este señor tiene una deuda y se ha de pagar»…
Muy bien- le contesté yo- envíeme a mi correo electrónico, un mensaje con el importe de la deuda, el justificante del origen de la deuda…y le dí…mi correo…
Ella insistió en que ya teníamos los datos, yo le comenté que no me constaba…y me colgó.
Al día siguiente, misma llamada y, prácticamente misma contestación…pero, le insistí que si no tenía los datos de la deuda difícilmente podíamos atender…en su caso…le volví a dar mi correo… esta vez me pareció que «calaba» el mensaje…máxime cuando me vio absolutamente impertérrito ante su tono e insinuaciones…
Al día siguiente volví a recibir su llamada, esta vez para anunciarme que me enviaba los datos y preguntarme cuando tardaríamos en pagar…yo le dije que por partes, que lo enviase…me confirmó mi correo y me dijo que, me volvería a llamar…
Efectivamente a la media hora me llegó su mail…se trataba de una deuda de telefonía que, no llegaba a 200€…
Yo, llamé a mi amigo y le pedí que me enviara, esa misma mañana un certificado de defunción de su padre…me lo envió al rato…
Como tenía, lógicamente el correo electrónico de la Sra y/o empresa que reclamaba la deuda… le envié adjunto copia del certificado de defunción para demostrarle el fallecimiento del titular de la deuda…y, asimismo, me identifiqué como abogado, con mi número de colegiado y le indiqué que, el teléfono, en consecuencia no podía tenerlo el fallecido, si no yo que gestionaba y custodiaba sus asuntos pendientes… y que, en consecuencia, si tenía una reclamación lo tramitase por los cauces jurídicos establecidos para ello ya que, de recibir más llamadas sería considerada como acoso y, denunciada ante la la Agencia Española de Protección de Datos y, por último si bien era cierto que, en su caso, los herederos deberían asumir sus deudas, yo le aseguraba que yo no era uno de ellos y tampoco le daría ninguna pista de como ni en donde encontrarlos… por lo que no volviera a llamar a ese teléfono…ni a a volver contactar conmigo pues no teníamos nada más a tratar…
Y…hasta hoy…
Sé que es un caso excepcional pero, también es cierto que no será el último caso y, emocionalmente seguro que, debe ser muy doloroso si, al otro lado del teléfono es un familiar quien lo «atiende»…