También es la historia de un gran amigo…
Grandes y prometedores inicios…
Dejó los estudios a los 16 años y con una maleta y un muestrario se dedico a recorrer y vender «a puerta fría» por toda España, durante unos cuantos años…allí se curtió…
Se cansa de su nómada vida ..entra a trabajar, como no de vendedor, en una cadena de electrodomésticos… enseguida despunta y, a los pocos meses encargado…allí paso unos años consiguiendo duplicar las ventas precedentes…pero desea volver a cambiar de aires…
El siguiente salto es de coordinador de venta de una cadena de establecimientos…allí se «licencia» definitivamente en ventas… pero el tiempo hace que se canse y, como ofertas no le faltan…
Entra a trabajar de como responsable de expansión de una franquicia dedica a la importación y ventas de objetos decorativos orientales para que se vendan en sus tiendas franquiciadas, en aquel entonces 2 pero allí estaba él para expandirse… a los pocos meses, el propietario del negocio, por motivos que no vienen al caso, decide dejar el negocio y, proponen a los empleados que se lo queden…
Empieza la gran aventura…
No me pidió consejo… no tenía porqué…
Decide, finalmente, junto a otro compañero, y un importante proveedor (que al parecer se limitará a hacer de socio capitalista y realizará en 3 plazos inyecciones de capital) quedarse el negocio…
La primera decisión que toman, puesto que hay una importante inyección de dinero para empezar… (aparte que ellos también se han endeudado (hasta las cejas, para comprar su porcentaje accionarial e invertir), es abrir un nuevo local al público de medianas dimensiones y céntrico en Barcelona una tienda que será la tienda piloto y de aprendizaje para los futuros franquiciados…¡precioso!…y, carísimo…
Yo fui invitado a la inaguración y, enseguida fui consciente que habría que vender muchos objetos al mes sólo para pagar el alquiler… pasa el tiempo y no venden, pasa el tiempo y, sólo han conseguido un sólo franquiciado…
Pasa el tiempo y un día me llama alterado que, su socio capitalista no quiere aportar lo convenido….que si yo le podía aconsejar…
«Ven mañana sábado a mi casa y lo miramos»-esa fue mi respuesta- y allí se presentó con los papeles…
¡Caranchus!…enseguida vi que aquello no tenía remedio…que habían «estirado mucho más el brazo que la manga» en los gastos y que ese era el motivo por el que el socio no quisiera…»tirar» su última aportación…
¡No tuve valor!, no pude decírselo, me limité a pedirle que quedásemos a media semana…
LLamé y hablé con un buen amigo común empresario y le pedí que me «ayudará» a darle la noticia…
Cuando llegó al despacho se quedó gratamente sorprendido por la presencia de nuestro buen amigo común…
Y este le dijo sin rodeos…»somos tus amigos y sabes que te apreciamos y queremos lo mejor para tí, por eso, debes cerrar hoy mejor que mañana el negocio»…
Yo no se lo habría podido decir más claro…
«Que me decís…si lo tengo todo metido en el negocio, sólo es un bache porqué…¿y vosotros sois mis amigos?…que en lugar de ayudar me queréis hundir…moralmente porque esto es recuperable…
Se fue absolutamente «ofendido» y a punto del llanto…apenas nos dio tiempo de recordarle que íbamos a estar ahí para ayudarle…
A la semana me vino a ver porqué necesitaba un crédito para la tesorería del día a día de su empresa… le dije, con toda la suavidad y cariño que pude que…ni podía ni quería porque la empresa no daba, ni daría de sí, dados los números para responder y que solo serviría, en su caso, para aumentar en endeudamiento a cambio de tiempo que no…resultados… Lo siento…
«Pues ya me lo conseguirá otro»… y se fue…
A las tres semanas hice un viaje ex-profeso para verlo pero me presenté en su negocio «de paso»…
Ahí estaba, agobiado, cual capitán de barco que hace aguas y se niega a abandonar…
Me senté junto a él y, durante unas 4 horas estuvimos repasando, la contabilidad, las ventas, los pagos a proveedores, los bancos…sus deudas que cada día que pasaba aumentaban cual caballo desbocado…
Después le invité a comer, procuramos hablar de otras cosas, aunque en el ambiente latía el tema…
Volvimos al despacho y convine con él que, al día siguiente, iríamos a ver a un abogado amigo experto en concursos…nos abrazamos y despedimos…
Hoy mi amigo, sigue luchando (como todos), haciendo lo que mejor sabe hacer que es vender… para sacar a su familia adelante y para poder pagar las muchas deudas que le quedaron… desde aquí a él (como a otros muchos) mi reconocimiento y admiración por ser un luchador nato que renació, cual ave Fenix de sus cenizas y reinventarse…